jueves, 6 de octubre de 2022

El cuento de Carlos Peral

 

En mis clases de literatura me pusieron este ejercicio, finalizar el cuento que Carlos Peral inició. Para ponerlos en contexto les adjunté el ejercicio y el cuento que inició. Así que lo mío es lo último. 




Recuerdo en la infancia cómo solíamos jugar a personajes. Uno hacía de Blancanieves. Otra de Cenicienta. Aquel de Príncipe.

Este de Ogro. El de más allá de Gato con Botas. Nos sabíamos tan bien los papeles que no necesitábamos guión alguno. Nos salían las frases con una gratuidad absoluta. Y con una frescura que, años más tarde, no he visto presente en mí. De aquellos juegos, se me quedó grabada la técnica que el gran maestro Rodari llama

Ensalada de personajes. Me alegró mucho ver que en su Gramática de la Fantasía se contara lo que ya unos mocosos y mocosas hacíamos en un pueblo, olvidado y alejado de todo progreso y de toda civilización moderna.


«Una tarde de invierno, se le ocurrió a un tal Carlos Peral, que nada tiene que ver con Charles Perrault, escribir una historia cuyos protagonistas fueran personajes de diversos cuentos. Y empezó así: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía una niña muy linda llamada Caperucita Roja. Cierto día, su mamá le dijo:

-Caperucita, ve a llevar esta cesta a la abuelita. Y cuidado con el lobo

Caperucita se encaminó hacia el bosque con su cestita bajo el brazo.

Iba cogiendo flores por el camino. Pero un peligro le acechaba entre los árboles. Era el lobo, que la había visto acercarse a lo lejos. Cuando más tranquila estaba, se le acercó. Pero aún no había tenido tiempo de gritarle la frase consabida de: «¿Adónde vas Caperucita?», cuando una voz resonante se oyó en medio del bosque:

-¡Quién osa atreverse a asustar a tan indefensa criatura? Si algo de valor hay en él, que lo demuestre enfrentándose a mí en singular batalla.

El lobo quedó petrificado de espanto. ¿Qué clase de hombre sería aquel que tan ceremoniosamente le había retado? Fuera quien fuera, tendría que acceder si quería conservar su honor tan de moda en aquellos tiempos. Por tanto, contestó:

-Está bien, pero déjese de ceremonias y aparezca de una vez.

El sujeto que apareció segundos después era de lo más curioso. Iba conduciendo un Ford-Fiesta, que más valía para chatarra dicho sea de paso, llevaba vestiduras confeccionadas al estilo de los caballeros de la Edad Media. Según sus declaraciones se llamaba don Quijote de la Man-cha, aunque su verdadero nombre era Alonso Quijano. El lobo, al ver las pintas de semejante personaje, se dijo: «Este tipo es más enclenque que un niño». Tras un largo silencio, durante el cual los dos contendientes se examinaron de arriba a abajo, don Quijote repuso:

-Tendremos que esperar para comenzar la batalla. Mis armas las lleva mi escudero, Sancho Panza, que se ha quedado atrás arreglando la rueda de su bicicleta.

En aquel mismo momento, apareció entre el follaje un tipo grueso y bajito, completamente acalorado y sudando la gota gorda:

_;Uf, cómo pesan sus armas, señor don Quijote! Apenas puedo darle a los pedales con tanto armatoste encima.

Nuestro héroe respondió:

-No has de quejarte, Sancho, pues no hay razón para ello. Además, empecemos ya. Acabemos de una vez con este asunto.

Los dos protagonistas de la «singular batalla, se situaron frente a frente. Poco después, la lucha había comenzado. Nuestro héroe, como es de suponer, llevaba todas las de perder y tuvo que intervenir Sancho, que con la bomba de la bicicleta, atizó tal golpe en la cabeza del lobo que éste se desplomó como un fardo.

-¡Buen golpe, Sancho!-exclamó don Quijote-.Pero no era necesario.

Hubiera acabado con él sin intervención alguna de tu parte. Ahora, niña, ya puedes proseguir tu camino.

Así lo hizo Caperucita, llegando sin novedad a casa de su abuelita.

-Y, ahora, prosigamos nuestro viaje -repuso el Caballero andante.

Así lo hicieron. Pero no habían transcurrido ni diez minutos, cuando don

Quijote se detuvo en seco, diciendo:

-¡No oyes, Sancho, esa voz melodiosa que perturba el silencio del bosque? No puede ser otra que la de mi amada Dulcinea.

Nuestros héroes se acercaron al lugar de donde provenía aquella voz y descubrieron a una muchacha muy bella que cantaba sentada en una piedra:

-;Oh, mi bella Dulcinea del Toboso, ante tí se presenta como humilde servidor, el Caballero Andante más famoso de la tierra, Don Quijote de la Mancha, el Caballero de la Triste Figura, exclamó don Quijote.

-¿Dulcinea del Toboso, dice usted? -contestó la muchacha-. No se referirá a mí, porque mi nombre es Blancanieves y no vivo en el Toboso, sino en la casa de los siete enanitos.

En esto intervino Sancho, diciendo:

Perdona, chica, pero está un poco de la cabeza. ¿De verdad que eres Blancanieves? Porque estoy hecho un lío. Primero desaparecen el Rocín y Rocinante y nos los cambian por dos objetos raros que parece que se Ilaman bicicleta y automóvil, después, nos encontramos con Caperucita y el Lobo y por si fuera poco, ahora, apareces tú. ¿No habrán venido por si acaso los siete enanitos contigo? Porque sólo faltan ellos para que la cosa sea redonda.

-Pues no, esta vez no me los he traído -respondió Blancanieves-, porque la última vez que salí con ellos, se me perdieron tres y anduve toda la tarde buscándolos.

Comprendo, -exclamó Sancho-. Bueno, mira, como ya son las cinco de la tarde y mi señor está muy cansado, voy a llevármelo a dormir la siesta. Ya vendremos por aquí cuando despierte. ¡Adiós!»

En este preciso momento, a Carlos Peral se le van las ideas y queda el cuento sin terminar. ¿Habrá alguien que lo siga hasta el final?»

 A partir de aquí inicia mi participación. Espero que les guste. 

Prosiguieron en su andar en busca de un aposento para pasar la noche, no importaba tener que dormir en medio del bosque, justo en el momento de haber encontrado el lugar indicado fueron testigos de cómo una extraña y al mismo tiempo muy elegante carroza, pasaba desbocada.

Eso no fue lo que asombró a sus ya adormilados ojos, sino que de pronto el carruaje cambiaba su forma logando quedar como una calabaza esparcida por todos lados, incluso los restos de ella alcanzaron sus ropas.

Don Quijote ni cuenta se dio de esto pues llamó más su atención como desde el interior de la calabaza emergía una hermosa mujer, con un vestido hecho girones y el cabello rubio despeinado.  

También les impactó ver como los caballos se convertían en caballos y todos juntos corrían hacia el interior del bosque.

Después de ver la increíble escena Sancho y Don Quijote se vieron mutuamente preguntando solo con la mirada si habían visto lo mismo. Sin decir una palabra ambos volvieron a sus aposentos para ahora si iniciar con su descanso.

Nuevamente escucharon un alboroto, era una bagualada encabezada por un príncipe que se veía angustiado, que al verlos se les acercó.

- Disculpen nobles caballeros, ¿de casualidad no han visto a una mujer hermosa pasar por aquí? – comentó el joven príncipe desde su corcel.

- ¿Una mujer hermosa dice? – Dijo Don Quijote, quien ya había olvidado la escena de la mujer rubia que había visto hace un momento.

- Una dama de belleza inigualable, lucía un enorme vestido azul, su cabello tan dorado como el sol de verano y sus ojos eran dos hermosos luceros azules. – Comentó el joven.

- ¿Dulcinea? ¿Está usted hablando de mi amada Dulcinea? – Dijo más envalentonado Don Quijote y un dejo de molestia.

- Desconozco su nombre caballero, pues se negó a dármelo esta noche cuando bailamos, pero solo sé que es la mujer más bella, dulce y llena de virtudes que he visto jamás - Comentó el príncipe mientras se bajaba del caballo.

- No le permito que hable así de mi amada Dulcinea, esa dama es la mujer que ha robado todos mis pensamientos y mi ser lo dedicaré a ella por siempre. – Dijo ya molesto Don Quijote a punto de sacar nuevamente su espada.

Sancho, al ver las intenciones de su señor se puso frente a él para evitar nuevamente una disputa, esta vez por una mujer que claramente, no era Dulcinea.

- ¡Claro que no señor! Esa es la mujer con la que me desposaré y juntos reinaremos justamente en estas tierras, que usted está pisando sin mi permiso- dijo el príncipe evidentemente también molesto al ver como ese anciano quería robarse a la mujer que momentos antes había huido de él sin si quiera decir su nombre, minutos antes y que encontraría así tuviera que levantar todas las piedras del reino.

Don Quijote desenvainó su espada dispuesto a luchar una vez más por Dulcinea, hasta que una voz se escuchó: -¡Ahí va! Entonces, el príncipe guardó su espada, montó su bello corcel, no sin antes agregar: - Que pasen buena noche, caballeros – En seguida se encaminó a seguir en busca de la mujer que le había robado el corazón.

- ¡Habrase visto, mi señor!. Un príncipe buscando a una princesa que huye de él, en mis tierras es al revés - Comentó Sancho para que su señor olvidara un poco el altercado de hace un momento.

Ambos decidieron que ya era tarde y debían descansar para mañana continuar con el camino, el cual era largo. Cerró los ojos, los cuales le pesaban por el cansancio y se dispuso a dormir.

De pronto sintió que unos labios se acercaban a los suyos. No, no podía Sancho, su fiel escudero atreverse a tanto. Sabía que le admiraba y lo comprendía, él era un hombre tan culto y sabio, era fácil que alguien pudiera enamorarse, pero no lo creía capaz de tanto.

Entonces, temeroso decidió abrir los ojos, su sorpresa fue aún mayor al ver que no era Sancho quien besaba sus labios, sino un joven caballero, bastante guapo debía admitir. Lo más extraño era que no estaba tampoco en medio del bosque, por lo menos no en el que había dormido.

Al lado del joven había tres pequeñas mujeres vestidas de manera muy extraña. Se acercaron, la observaron y gritaron: - ¡Oh, un milagro! ¡La princesa Aurora despertó con el beso de amor del príncipe Phillip!

martes, 4 de octubre de 2022

La chica del gorro rojo

 Ha pasado más de un año desde la última vez que estuve por aquí y claro en ese tiempo han pasado muchísimas cosas, entre ellas que ya no estoy trabajando en un medio de comunicación y que estoy tomando un curso de literatura.

Aquí me ponen a escribir, de momento entre mis tareas está escribir cuentos con temas que me están dando. 

Este es el primero que escribí y está basado en el cuento de "La Caperucita Roja". Espero que les guste. 


La chica del gorro rojo


Dentro de las profundidades de un pueblito mágico de México vive Lupita, una joven que siempre se ha caracterizado por ser una hija ejemplar, muy a pesar de quienes la criaron no son quienes la engendraron. Uno de los detalles que la caracterizan es que siempre se pone un gorro rojo de dos bolas a los lados de las orejas, las cuales le dan calor en el tiempo de frío.

Este gorro es especial no solo por su curioso diseño, sino porque sus mamás se lo compraron en el mercado la única vez que les acompañó a la ciudad, cuando tenía 8 años. Desde entonces se convirtió en su favorito y lo usa en cada oportunidad que tiene.

Pese a que Lupita no siempre tiene ganas de ser una niña buena, tampoco puede ser indiferente a las necesidades que apremian en su familia, como lo es ayudarle a sus madres quienes no pudieron casarse en su juventud, a pesar de ser las mujeres más bellas del pueblo, aún siendo ya mayores.

Se rumoró que Doña Juana era pretendida por un rico hacendado que al final se casó con Carlota, una mujer con los que sus padres hicieron negocios. Mientras que se dice que Doña Mary rechazó a cada hombre que se le acercaba debido a que siempre estuvo enamorada de Don Isidro, que se fue “al otro lado” prometiendo regresar por ella, pero no volvió.

En realidad, las mamás de Lupita nunca quisieron decir quien de las dos la trajo al mundo porque ambas la ven como su hija, ese secreto se lo llevarán hasta la tumba. A la jovencita tampoco le interesa saber quien la engendró pues las ama del mismo modo y las ve como lo que son, sus mamás.

Ambas mujeres además de ser elogiadas por su belleza, lo eran por su talento en el arte de hacer pan, el cual llevaban a vender a otros pueblos e incluso algunos iban a buscarlo a la panadería que habían montado en su casa, donde desde muy temprano se encendían los hornos de dónde salía un delicioso aroma a pan recién hecho.

Lupita, cada semana visitaba algunos pueblos cercanos para llevar el famoso pan de sus mamás, así les llamaba desde que aprendió a hablar. Pero estas no la dejaban ir sola a la Ciudad, es por eso que solo había ido solo una vez en sus casi 20 años.

En esta ocasión Doña Mary le había pedido fuera a la fondita de Don Pedro, hermano mayor de sus mamás quien desde que agregó el pan de sus hermanas al menú, había aumentado considerablemente su clientela y había mandado a otros cuantos al pueblo para que lo llevaran directo.

Era tanto el éxito de su pan, que a veces volvían por una segunda tanda, sobre todos los días de lluvia cuando desde temprano los clientes terminaban con toda la producción Les iba muy bien, no podían quejarse.

Las mamás de Lupita estaban preocupadas porque José, el chico que les ayudaba a repartir no había ido por el pedido de en la mañana y eso no era común, pues eran muy puntuales en recogerlo.

- “Me tiene preocupada que Pepito no ha venido por el pan, no les haya pasado algo” comentó angustiada Doña Mary.

- “No creo mamá Mary, seguramente José se distrajo coqueteando con Xóchitl, ya sabe como es” dijo Lupita despreocupada mientras acomodaba pan en una canasta pequeña.

- “De todos modos quiero que vayas, pero por favor con mucho cuidado” dijo Doña Juanita.

- “Si mamá Juanita, veré que ese sin vergüenza no se haya ido como siempre de fiesta” dijo Lupita con un poco de fastidio.

Diez minutos después, se puso su abrigo y su apreciado gorro de color rojo con dos bolas a los lados, ya que ese mañana había amanecido especialmente fresco, tomó la canasta de pan y se encaminó hacia la parada de autobuses que quedaba a 5 kilómetros de su casa, no sin antes recibir la bendición de sus madres.

Mientras caminaba se decía a si misma que seguramente José estaría de juerga con “La Xóchitl” a quien conocía porque habían ido juntas a la escuela y andaba detrás de él desde que se había enterado que a ella le gustaba. “¿Es que acaso quiere que me pase lo que a mis madres? ¡Total, para lo que me importa!”, pensaba Lupita mientras pateaba esa lata que se atravesó en su camino.

En el trayecto hacia la parada de autobuses, mil cosas pasaban por su cabeza, sobre todo le molestaba el hecho de tener que ir a averiguar por sí misma el por qué no habían llegado por el pedido.

Al llegar no tuvo que esperar demasiado porque el camión que la llevaría al pueblo vecino se estaba estacionando. “¡Que suerte!” Pensó Lupita mientras se sentaba y esperaba que se movieran los demás pasajeros.

De su pueblo al vecino, eran aproximadamente una hora de camino por lo que ella aprovecharía ese tiempo para imaginar cómo sería su vida si un día dejara de ser la niña buena que sus mamás hicieron de ella, pues a sus casi 20 años quisiera tener un poco más de diversión como sus amigas a las que cada fin de semana se iban del pueblo a visitar la ciudad.

El otro día había escuchado a Catalina decir que había llegado el circo y ella soñaba con visitarlo porque sus mamas por estar siempre metidas en la panadería no tenían tiempo de llevarla cuando era pequeña y ahora que ella ya era mayor, no podía por ayudarles en casa porque los años no pasaban en vano y ellas cada vez se hacían más viejitas.

Se imaginaba todas esas cosas que se estaba perdiendo por estar ahí, en el pueblo. “Un día tomaré un autobús y me iré a la ciudad yo sola”. “¿Y si me pierdo?” “¿Y si no sé cómo regresar?” Mientras esos pensamientos pasaban por su cabeza, escuchó una voz grave que le dijo: -“Que bien huele, ¿que llevas en la canasta?”

Estaba tan inmersa en sus pensamientos que se sorprendió porque no se había dado cuenta de que alguien se había sentado a su lado.

- “Perdón. No me di cuenta de que estaba aquí. Llevo pan, recién horneado”. - Comentó un poco avergonzada.

- Ah, huele delicioso y con él hambre que tengo podría comer algunos.

Lupita se sonrojó y no respondió nada. El joven continuó la charla: - “Tu gorro es muy curioso”, dijo para llamar su atención.

La chica, aún más avergonzada no sabía que decir a ese comentario y permaneció callada.

- ¿Para dónde vas? Si se puede saber- continuó el muchacho con el fin de obtener algo más que sonrojos de la chica.

- Al pueblo de al lado, a la fondita de Don Pedro- respondió Lupita en tono bajo y nervioso.

- ¡Ah, que hay una fondita por fin en el siguiente pueblo! Me parece que me bajaré ahí para almorzar, porque en serio muero de hambre. - Dijo el joven un poco emocionado.

En el trayecto, el joven le comentó que había ido de visita a ver a sus tíos quienes vivían a dos pueblos de donde vivía Lupita y que le gustaba conocer estos lugares en vacaciones. Que años anteriores ya había acudido con sus padres pero que ahora quería tener una aventura él solo.

Fue entonces que Lupita, mientras le escuchaba le prestó un poco de atención, era de piel blanca y cabello oscuro, pero lo que le llamaron la atención fueron sus ojos, parecían de un gris extraño, se le asemejaban a las de un lobo y sintió curiosidad por conocer un poco más de él.

Sin darse cuenta por estar concentrada en la historia del chico, al cual no había visto antes y seguramente no era de por ahí cerca, el chofer anunció su llegada.

Apresurada se bajó del autobús sin darse cuenta que ese chico, el cual era alto, la seguía, hasta que la llamó.

- Pero no me has dicho tu nombre – comentó como si nada.

- Oh, me llamo Guadalupe, pero todos me dicen Lupita – dijo la joven continuando con su camino.

- Yo soy Enrique, no preguntaste, pero es lo justo – hizo una pausa siguiendo los pasos de la chica y continuó - ¿Entonces por aquí hay un lugar en donde yo pueda comer? –

- Si, la fondita de Don Pedro – dijo mientras continuaban su camino a paso normal, poco se acordaba de las ganas que tenía de encontrar a José para reñirle por irse de fiesta con la Xóchitl-

Continuaron caminando mientras Enrique le contaba que se dirigía a la ciudad, porque sus tíos le habían dicho que el circo había llegado y que era un espectáculo que le daba mucha curiosidad, pues según tenían personajes muy curiosos, que solo conocía por habladas de otros amigos suyos.

Fue entonces que Lupita se interesó más en el personaje que la acompañaba, pero mientras pensaba en unirse a él para visitar la ciudad, llegó a la calle donde estaba la fondita de su tío Pedro, la cual se encontraba cerrada.

Preocupada, apuró el paso para llegar y preguntar qué había pasado. Enrique no tuvo más remedio que seguirla.

Al llegar, Doña Chonita, la señora que le ayudaba en el restaurante le comentó que Don Pedro se había puesto mal en la madrugada y que se lo llevaron al hospital de la ciudad y que con las prisas no habían podido avisarles. Lupita le pidió avisaran a sus mamás para poder ir a la ciudad a ver como estaba su tío Pedro y quizás, solo quizás poder ir al circo junto a Enrique, quien no le había hecho ninguna invitación, pero ella no lo necesitaba, se invitaría sola.

Enrique seguía con hambre por lo que al ver que no podría almorzar en un lugar decente y que Lupita iba a la ciudad con la canasta completa de pan, decidió que comería bien en el trayecto a la ciudad.

Nerviosa y decidida, Lupita se encaminó a la parada de autobuses a esperar el siguiente, mientras escuchaba la platica de su compañero de viaje, el cual le resultaba cada vez más interesante.

Durante el camino no perdió oportunidad de preguntar todo lo que pudo a su nuevo amigo, quien con mucho gustó sació su interés, haciendo que Lupita se sintiera cada vez más intrigada de lo que vería en la ciudad, pues según sus vecinas había crecido mucho en los últimos años.

Faltaba poco para que se hiciera de noche cuando por fin llegaron, cansados, pero sin hambre debido al pan que comieron durante el camino.

A partir de que bajó del autobús, toda la experiencia fue nueva desde el ajetreo del lugar, hasta conseguir un taxi que la llevó hasta el hospital. Como niño con juguete nuevo, Lupita no podía dejar de maravillarse con cada cosa que veía por la ventana, lo cual la emocionaba.

Por supuesto la ciudad era muy distinta de como ella lo recordaba, no es que recordara mucho, pero había algunos edificios que no había visto, algunas plazas y árboles más lindos. Enrique, quien había prometido ser su guía le hablaba un poco de lo que veían en ese momento, como todo un guía de turistas.

Al llegar al hospital, Lupita se interesó por su tío que era lo primero en el itinerario. El médico le informó que no era nada alarmante pues solo se le había subido el azúcar, pero que lo dejarían toda la noche en observación.

Más tranquila salió del nosocomio dispuesta a vivir lo que sería la mejor aventura de su vida ya que en ese momento lo que menos le importaba era si sus mamás la regañarían al día siguiente.

Seguía viendo la ciudad como un niño que descubre el regalo que Santa dejó la noche anterior en el árbol de Navidad. Como estaba oscureciendo las luces se encendían dando otra perspectiva del lugar, uno que a ella le encantó

Al final el circo no era tan espectacular como ella había pensado, los payasos del cartel que estaba afuera no se parecían en nada a los que había visto en el escenario, pues el maquillaje no se veía tan bonito y aunque se rió con sus chistes, no era algo memorable. Lo que si la impresionó fue la pareja que cruzaba de un columpio a otro en lo más alto de la carpa.

Salió del lugar con una sensación de decepción, pues esperaba mucho más, fue entonces que Enrique le habló de otros lugares en donde presentaban otro tipo de espectáculos en donde los niños no podían entrar ya que era solo para personas adultas.

- “Yo soy adulta”- dijo Lupita envalentonada.

- “Demuestralo”- agregó Enrique, con un tono más desafiante.

Sin saber de qué se trataba Lupita siguió a su nuevo amigo hacia donde él la estaba guiando. Era como una cantina, pero no como la que había en su pueblo, era más elegante. O eso pensó, no porque hubiera entrado alguna vez, sino por lo que había escuchado decir a José, quien se pasaba ahí los fines de semana.

Aquí el ambiente se veía diferente porque de entrada las mujeres podían pasar y eran recibidos por una pareja que estaba vestida, por así decirlo, con ropa muy pequeña. En el interior había meseras que ya ni se molestaban por usar la parte de arriba del vestuario.

Lupita, lejos de asustarse quedó más intrigada, ¿qué era este lugar?. Enrique le explicaba que era un bar, pero un bar en donde además de beber alcohol, las personas podían hacer cosas de adultos y que además había un show de hombres disfrazados de mujeres.

El sabor agridulce de la margarita le llenó la boca por primera vez, dejando en ella una sensación de libertad que nunca había tenido antes y deseo seguir bebiendo más hasta olvidar que mañana todo volvería a ser como antes. Solo tenía esta noche e iba a disfrutarla.

- ¡Damas y caballeros, bienvenidos sean a “La Casa de Madame Chantel”! – se escuchó una voz desde el escenario, una voz que no parecía de una mujer pese a que lucía como una ¿Era un hombre? ¡Quien sabe! No escuchó lo siguiente de su mensaje pues estaba embelesada viendo su maravilloso vestido de color rojo intenso lleno de lentejuelas, plumas y brillos por todos lados. Su maquillaje no era nada discreto, en realidad, nada en ella lo era.

Mareada gracias a las tres margaritas que tenía encima, ¿o eran cinco? ¿Quién lleva la cuenta? No escuchó todas las palabras que salían de ese exuberante personaje quien presentaba el espectáculo de la noche.

- ¿Lo estás pasando bien? – preguntó Enrique, ella solo asintió en respuesta, lo cual hizo que se mareaba un poco más. Realmente esto era mejor de lo que jamás hubiera imaginado.

En el escenario apareció un grupo de “mujeres” luciendo vestuarios igual de llamativos que el primero en aparecer, solo que estos bailaban y cantaban una canción que ella no reconocía, pero que era muy animada.

El tiempo fue pasando al igual que las bebidas en su boca, del cual ya no recordaba el sabor. Tampoco recordaba como había llegado a ese cuarto en donde estaba, solo sabía que sentía la boca seca y un dolor que pulsaba fuertemente en su cabeza. No, no estaba sola, pues Enrique estaba al lado suyo.

Se levantó, bañó y vistió para dirigirse al hospital y así poder regresar a casa acompañando a su tío, a quien le dijo había estado un rato en el hospital y después había pasado la noche en el hotel que quedaba cerca del nosocomio.

Esa noche quedaría en su memoria por siempre, por lo menos las partes lucidas. Sin duda recordaría la noche en la que sintió por primera vez en sus casi 20 años, lo que era la libertad.

 

 


jueves, 1 de julio de 2021

Feliz cumpleaños a mi


Fue un primero de julio de hace 38 años cuando abrí mis ojitos al mundo por primera vez. Esto, después de una semana intensa para mi madre, quien sufrió terribles dolores previos a mi nacimiento.
Y es que los médicos del IMSS de Reynosa, en el 83 pues esperaban que yo naciera de manera normal, sin embargo yo tenía mis propios planes.
Después de tenerla caminando para que pudiera “bajar“ pues según mi mamá, pese a que tenía contracciones muy fuertes, yo aun no estaba en posición para nacer.
Una semana entera pasó y nada, hasta que mi pobre madre ya no sentía dolor entonces decidieron que era el momento de tomar medidas drásticas.
El aquellos años no había aparatos de ultrasonido, y es por eso que no se pudieron dar cuenta del problema que estaba ocurriendo hasta que hicieron la cesárea. Fue ahí que descubrieron que tenía el cordón umbilical enredado en el cuello.
Las esperanzas para que yo me lograra, según palabras de mi mamá, no eran muchas, pues yo nací con la cara negra, debido a la falta de oxigeno y que el cordón tenía tiempo sofocándome.
Mi mamá viendo la situación le hizo una promesa a la Virgen de Guadalupe, de quien es rebota desde siempre. Si yo “me lograba”, es decir, vivía, mi primer nombre sería el suyo, Guadalupe.
Y es por eso que así me llamo, siendo Viridiana mi segundo nombre y el que mi mamá ya tenía pensado para mi.
A lo largo de mi vida ha habido bueno, malos y maravillosos días, pero quizás algún día haga un libro sobre mi vida, en donde pueda narrar como fue. La verdad no sé si les importe, sin embargo es algo que quiero hacer.
En esta ocasión me quiero enfocar en el último año, y es que los 37 han sido intensos, por lo menos en el sentido emocional.

Triste y derrotada.

Cuando empecé mis 37 años, estábamos en medio de una pandemia. Fue un día en donde estuve sola en mi casa, encerrada en compañía de mis perritos: Chleo, Cata y en ese entonces Calito, a quienes días después tuve que despedir con toda la tristeza del mundo.
Y pese a que ya vengo de una cadena de cumpleaños tristes, pues por alguna extraña razón he estado en momentos tristes ese mismo día.
Para el año pasado había planeado juntar a mi pandilla cercana para compartir con ellos unos tamalitos, o cualquier cosa, la verdad eso era lo de menos. Pero justo esa semana se dijo que estábamos en semáforo rojo y que no se permitan ningún tipo de reuniones, cerraron establecimientos, y todo ese desbarajuste que nos pegó fuerte.
Así que estuve sola en casa, conmigo y mis perros.
Me preparé una comida especial y hasta un pastelero, el cual se veía delicioso, pero estaba duro porque no pude comprar harina de pastel.
En fin, en ese momento yo estaba vibrando super bajo, porque estaban pasando muchas cosas en mi vida, como por ejemplo perder la vista, porque si, tuve cataratas en ambos ojos que no me permitían ver, no voy a decir que bien porque simplemente así fue, no me dejaban ver.
Entonces me sentía sola, triste y sin ánimos de nada. Solo podía pensar en que “estoy tan acostumbrada que en mi vida siempre hay cosas más importantes que yo, que ya a estas alturas no me afecta tanto que nadie haya podido estar ese día especial conmigo” y fingía que no me importaba, cuando me la pasé llorando desde unos días antes, hasta unos días después. 
Realmente para mi, la fecha de mi cumpleaños hasta entonces, era un momento triste y no alegre o divertido como para todo el mundo.
Me resigné, por decirlo de alguna manera, estaba resignada a que mi vida era así: Siempre estar cuando me necesitan pero cuando yo necesitaba no había nadie. Era parte de mi vida por que repito, siempre pensé que todos tenían cosas más importantes que yo.
Hasta que un día mis hermanas me dijeron que debería ver lo de mi vista, porque me estaba quedando ciega y no estaba haciendo nada para solucionarlo.
Y es que como ya les conté, era muy costoso, me habían reducido el sueldo (aunque no, la verdad no me hubiera alcanzado aun con mi sueldo completo) y yo no sabía que hacer, me había dado por vencida a perder mis ojos.
Pero mis hermanas me llevaron con una psicóloga que me hizo ver que está bien pedir ayuda, que por más fuerte que yo sea, tengo el derecho de sentirme vulnerable y que está bien no poder sola, porque siempre vamos a necesitar de alguien más, por más independientes, valientes y fuertes que podamos ser.
Honestamente yo sentía que no lo merecía, que de alguna manera esto me iba a comprometer con quien me ayudara porque a mi me enseñaron que nadie nunca te va a dar nada solo por que sí. Que debes ganarte las cosas y trabajar si quieres conseguir algo. Era lo que yo me sabía desde que era una niña.
Entonces me puso el reto de pedir ayuda a la gente junto con la foto de mi tarjeta de nómina, pues no tengo ninguna otra.
Tengo que decir que es una de las cosas que más me han costado en la vida, por que yo no pedía nada, ni a mis papás, porque vamos nuevamente, a mi me enseñaron a que soy yo la que tiene que dar siempre y no pedir.
Así que con toda la vergüenza del mundo, lo hice.
Obviamente la respuesta fue totalmente inesperada. Muchas personas me llamaron y me depositaron cantidades que no me esperaba. Personas que ni por mi cabeza pasó que pudieran echarme la mano, lo hicieron. Y quienes pensé me ayudarían, me dejaron en visto.
Fue realmente sorprendente todos los mensajes de apoyo y de cariño que me ofrecieron. Me sentí abrumada, esperanzada e incrédula, todo al mismo tiempo.
Realmente me sentí y me siento tan agradecida, tanto que la palabra “Gracias” no es lo suficientemente grande para decirlo, porque debido a eso pude operarme exitosamente el ojo y recuperar mi vista.
Pero eso no fue lo único que pasó o me dio una lección, no, esto apenas empezaba.

Muchas lecciones.

Ir con la psicóloga y hacer el ejercicio que me puso de tarea, fue solo el primer paso. Sabía que esto no era de un solo día o un solo ejercicio.
Un día, tonteando en youtube, me encontré con el canal de una mujer que hablaba sobre la programación de nuestra mente, superación personal, ley de atracción y meditación.
Ese primer video, (el cual les comparto: https://www.youtube.com/watch?v=MyMIm4lU1fs&t=394s) realmente me hizo darme cuenta de muchas cosas que estaban implantadas en mi cerebro, ideas que no eran mías sino las que alguien más había puesto ahí.
Lo vi más de una vez hasta entenderlo de verdad y tratar de poner en practica todo lo que ella decía, fue ahí que mi mente empezó a cambiar.
Me interesó tanto el tema que busqué más sobre el asunto, aprendí a meditar y descubrí lo relajan que esto puede ser, la paz emocional que te brinda y lo rico que se puede dormir. Porque no, yo ya no podía dormir, estaba engordando mucho y me sentía cada vez peor.
Durante meses seguí con esto de la meditación, visualización y ley de atracción, pero no es tan fácil cambiar una mente negativa a una positiva. Se lleva un poco de trabajo, pero se logra con esfuerzo.
También descubrí lo bendecida que soy y que tenía sentimientos guardados en un rincón profundo en mi subconsciente que debía superar, sino nunca podría salir. Eso de perdonar y soltar, es necesario y cuesta mucho.
Entonces comencé con más meditaciones que me ayudaran a ver las cosas desde otra perspectiva, que me hicieran entender que está bien no ser la mujer tan fuerte que siempre te dijeron que debes ser, que está bien pedir ayuda y lo más importante, aprender a recibir esos regalos que el universo tiene para ti, por que no, tampoco es fácil.
Puedo decir que Dios puso en mi camino a personas maravillosas para guiarme en este nuevo camino que estaba emprendiendo, como la señora Amelia, Martha y Juan Carlos con quien tuve una terapia con ángeles, hermosa que no me siento lista aun para contar por lo personal que fue, pero un día les contaré.
Realmente Dios, el universo o como quieras llamarle, me estaba poniendo todo para que yo me renovara y volviera al camino, dejando atrás esos sentimientos negativos y mala energía que me estaba ahogando.
Aprendí que la felicidad no me la va a dar nadie por que ya está en mi, que está bien llorar cuando las cosas se ponen tristes (porque no, no lloraba), que no puedo esperar que la demás gente cambie porque si quiero que el mundo lo haga tengo que cambiar yo, así la respuesta del mundo será distinta para mi.
Que las personas tienen cada uno sus propios procesos y no debo juzgar o criticarlos por no pensar como yo, que no debo responder a comentarios negativos de cualquier persona y a no responder con negatividad cuando me están atacando, pues soy un ser de luz.
También que cada cosa tiene su tiempo y espacio, y que no debo apresurar nada pues esto me hace vibrar en carencia y al final eso es lo que recibiría. Que nadie me paga por quejarme, y que si lo hago atraigo cosas negativas a mi.
Pero lo más importante que estoy aprendiendo es a perdonar, soltar, que soy merecedora de amor y lo más importante, a amarme a mi misma. Si no te amas tú, ¿cómo puedes esperar que alguien más lo haga?

Bienvenidos 38’s

Así que sé que este nuevo año que está empezando en mi vida en un nuevo ciclo que viene con tantas cosas buenas, positivas y maravillosas. Un crecimiento personal, espiritual y profesional, que estoy segura me llenará tanto el alma que me siento impaciente para recibirlo.
Hoy en día estoy abierta a recibir todas esas bendiciones que Dios tiene para mi, a todos esos regalos que el universo me quiere entregar y tan agradecida por todo lo que tengo, y también lo que no tengo.
Si, sé que mi vida no es perfecta, que yo tampoco lo soy, pero son tan feliz de ser quien soy y de tener esta vida que me ha dejado tantas lecciones y cosas tan buenas, porque hasta eso, las cosas negativas y la basura emocional, se ha estado sacando solita. 
Ya no perderé el tiempo pensando en todo lo que no tengo, porque no me deja ver todo lo que si tengo y puedo disfrutar, y como dijo mi Yo Superior: Disfruta el presente, tu camino porque cuando vuelvas a verlo te darás cuenta de todo lo que te has perdido por estar enfocada en lo que iba a pasar en el futuro.

miércoles, 12 de mayo de 2021

Amistad es amigo

Capítulo 1.

La palabra Ayuda, tiene otro significado en mi rancho. 

Ultimamente he visto en internet algunas publicaciones de como algunas personas que dicen ser tus amigos se quieren aprovechar de esto para obtener algún beneficio.
La verdad es que a lo largo de mi vida me he topado con algunos personajes así. Se han aprovechado de mi ingenuidad, me han traicionado y también han abusado de mi confianza.
La mayoría de esas personas ya no están en mi vida, y por supuesto en su momento dolió porque siendo una persona tranquila que le gusta ayudar, pues caigo como gorda en tobogán procurando brindar mi apoyo cuando se me necesita.
Lo siguiente que les voy a contar, no tiene mucho que pasó, fue hace algunos años y es una historia totalmente cierta. 
Por supuesto, ella tendrá su versión de los hechos y está en su derecho, lo que les contaré aquí va desde mi perspectiva, la de mis hermanas y de personas cercanas que al igual que nosotros, vieron que esta mujer estaba cruzando la línea. 

Todo empezó bonito.

La mujer con la que compartimos esta aneanécdota era la compañera de trabajo de mi hermana. Tenía un hijo, un pequeño bebé de un año de edad, con el que tenía problemas para que se lo cuidaran, entonces mi hermana le comentó que mi mamá podía hacerlo, entonces así inició todo.
Empezamos a cuidar al niño a los pocos días y la verdad es que era un encanto, un bebé tranquilo y hermoso que nos robó el corazón enseguida. 
Por años todo estuvo genial, llegamos a amar a ese niño como si de verdad fuera nuestra familia y él a nosotros. Lo vimos crecer y ponerse cada vez mas guapo. A la fecha sigue siendo mi niño consentido.
Él nos consideraba parte de su familia y de pequeño le decía mamá a mi mamá y papá a mi papá. 
Incluso le organizaron una fiesta cuando cumplió años, todo la verdad super padre.
No voy a negar que ella nos echó la mano en momentos como cuando se nos ponchaba una llanta y cosas así. La verdad, le agradecimos en su momento por la atención como debe ser. Como hace una amiga. 

El verdadero yo. 

Pero para mi todo empezó a cambiar una vez que yo necesitaba más dinero porque pues, gastos, la vida, todo. Y como ella se había quedado sin trabajo decidimos unir fuerzas y hacer platillos para vender.
La primera vez nos fue muy bien, acomodamos muchos, yo entregué los míos, ella los de ella, y claro, yo cociné. Por lo menos la mayoría de la comida.
Esa primera vez nos fue muy bien, vendimos mucho y obtuvimos buenas ganancias, pero dijimos que lo guardaríamos para invertir en el siguiente.
A la hora de comprar para la siguiente venta de platillos me dijo que también había que comprar un desengrasante para lavar la estufa, el gas, y hasta la gasolina. Está bien no dije nada. Pero no me pareció totalmente correcto.
Hicimos otra vez venta de comida y si nos fue bien pero no tanto como la primera. Al final tuvimos que dejar guardado para la siguiente. Pero esta vez a la hora de devolver lo invertido, no me quería dar mi dinero.
También le dije que podríamos repartir esas ganancias y me dijo que no, que así no batallaríamos.
Me dijo que debía sacar ella lo de la gasolina de su carro, el gas porque cocinábamos en su casa, nuevamente el desengrasante de la estufa porque había tenido que comprar otro y tonterías, la verdad. Porque a mi la primera vez  me había dicho que como cada quien estuvo entregando a sus pedidos nos haríamos cargo de nuestra gasolina y esa vez dije, está bien, me parece razonable. Pero en esa segunda ocasión que ella pidió la gasolina para entregar los pedidos de sus clientes, pues yo le dije que también quería la mía, pero no me dio nada. Tomemos en cuenta que yo tenía una camioneta de 6  cilindros que gastaba como si fuera de 8 y ella un carro de 4. 
A los dos días mi camioneta se descompuso y pues necesitaba dinero, le pedí de esas ganancias y me dijo que no, que debíamos guardar para la siguiente venta. Entonces le dije que pues no podría haber otra venta si yo no traía carro.
No, no me dio nada. Tampoco me dijo cuando era la ganancia que yo sabía mas o menos lo que nos correspondía a cada una, sin embargo yo esa vez solo trabajé a lo tonto, porque ni me pagaron. Tampoco tuvo la vergüenza de decirme, bueno ten por lo menos esto. No. Nada. 
A partir de ahí la vi con otros ojos. Claro, era la mujer que había abusado de mi gentileza. De mi necesidad de trabajar y no me dio nada. Ella se lo quedó todo. 
Pero si eso les parece indignante y reprobatorio, esperen a leer lo siguiente. 

Un nuevo bebé, que felicidad.

Pasó el tiempo y pues un día nos anuncia que será mamá una vez más. Por supuesto como yo soy una mujer que se alegra siempre cuando alguien está embarazada, aunque me caiga mal, la felicité. 
Esa vez estábamos mi mamá, una de mis hermanas y yo y es que creo que era una fecha especial, no recuerdo cual pero sé que había una fiesta en casa de la mamá de ella.
Total que en la platica le decimos nosotras: “Cuando vayas a hacer el baby shower nos dices, nosotros te ayudamos”. Y ella dijo: “Si mija, gracias”.Yo no sé que entiendan ustedes por la palabra “ayuda” pero creo que ella no tiene la misma definición que la mayoría de las personas ya que meses después le habló a mi hermana para decirle: “Oye, fíjate que unas amigas me dijeron que me hacían el baby shower, pero me acordé que ustedes me dijeron que también me lo organizaban, entonces les dije que mejor me compraran el porta bebé y la carreola, porque ustedes pues me van a hacer el baby shower”.
Cuando mi hermana me dice eso, literalmente me quedé con la boca abierta pensando en qué momento le dijimos que nosotros le íbamos a organizar el bendito festejo.
Y pues mi hermana, todavía a ver si le caía el 20, le decía que si, le ayudábamos, que nos dijera en qué y pues ahí estaríamos. Pues ella dijo que si, con el baby shower. O sea, ¡organizar todo!
Incredulas nos veíamos mutuamente porque pues fue de: En serio, ¿cuándo le dijimos que le organizaríamos una fiesta y por qué?
Por supuesto me enojé, pero no me dejaron decirle nada porque, pues mija es enojona y la otra estaba embarazada, así que ahí nos tienen de tontas preparando todo.

La lista de invitados.

Después de muchas discusiones internas entre mis hermanas y yo, pues optamos por hacer algo pequeño… ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! Ingenuas de nosostras que pensamos que todo iba a ser pequeño.
Pues lo primero era reunirnos para hacer una lista de invitados y todo. Antes de esto la mujer se dio a la tarea de buscar detalles con el tema que ella había elegido, Mickey Mouse.
Si, lo sé. Yo le dije a mis hermanas que no era piñata, y que en los baby showers no se estila mucho que sea de personajes de caricaturas. Total que yo sugerí el “Baby royal” que era el que estaba en tendencia. 
Le gustó, pues usaríamos los colores azul rey y dorado, con una pequeña corona, todo muy elegante. 
El día de la reunión en su casa, mi hermana llegó tarde así que yo me quedé con ella, toda zen y tranquila. Y como antes que nada debíamos ver cuantas personas iba a invitar para considerar nuestro presupuesto para continuar con los preparativos ella  empezó con la lista.
Les juro que me quedé como ese meme del changuito que tiene la boca abierta y voltea a ver varias veces, cuando la escuché hacer los comentarios cada que ponía los nombres.
“Fulanita, casi no le hablo pero si trae regalo. Perenganita me cae muy bien pero no creo que me traiga regalo, así que no la pondré en la lista. Esta chica no sé si pueda venir, pero es que siempre regala cosas muy padres“. Yo no lo podía creer, su lista estaba siendo basada en quien le traía o no regalo.
Debo decir que me sorprendió o causó un poco de impacto, porque a mi me enseñaron que las fiestas y reuniones son para convivir junto a tus seres queridos, compartir tu felicidad con ellos. Si te llevan un regalillo, super bien, sino con su presencia es más que suficiente.
Pero parece que no todos pensamos así.

Los preparativos del terror.

Cuando elegimos el platillo ella había dicho que un guiso o algo así y yo le dije que la verdad no teníamos tanto presupuesto para algo caro, así que lo más seguro es que serían tamales. Ella hizo un gesto, pero dijo que estaba bien.
Conforme pasaron los días los detalles iban aumentando, pues la señora quería cosas que se salían de nuestro presupuesto, el cual no teníamos pues nunca nos habíamos imaginado que nos iba a obligar a organizarle el bendito baby shower, pero a ella jamás le cayó el 20.
Mi hermana que es muy creativa y buenísima en las manualidades se encargó de hacer algunos detalles muy bonitos, la señora dijo que haría sus propios pasteles que no nos preocupáramos. También dijo que había comprado unos vasitos para poner unas galletas y empanadas para la mesa de postres, los cuales ella iba a hacer.
Yo por supuesto me estaba encargando de los regalitos para las personas que asistieron, distintivos, invitaciones, y los premios en los juegos.
Mi mamá iba a hacer los tamales pero a la mera hora dijimos que no porque sería muy cansado para ella, así que decidimos cambiar el menú, les dije que yo podía hacer ensaladas, claro que a la mujer no le pareció bien la idea, pero le dije a mi hermana que si lo íbamos a pagar nosotras, nosotras íbamos a decidir. Yo había pensado en comprar unos regalillos pequeños en Hidalgo, Texas en donde encuentras cosas bien padres y a precios más bajos, yo había pensado en cremas para las manos, o hacer un paquete con un esmalte de uñas, un labial o alguna lima y esas cosas que suelo ver como recuerditos en ese tipo de fiestas. Y seque en un baby shower que organizamos a una amiga de la secundaria fue lo que dimos y se nos hizo super lindo detalle. (Claro que mi amiga en esa ocasión todo lo contrario a esta mujer)
Pues a la señora no le gustó y es que ”¿Cómo crees que vas a dar esmaltes de 50 centavos y labiales de un dólar?” Si, lo sé.
Nos habló para que fuéramos a su casa para darnos unas cosas que ella tenía, nuevas ahí. Unas cremas y labiales que no eran de marca, pero que según ella, eran más caros. Y dije: “ok, no gasto”. ¡Que tonta e ingenua fui!Pues a los pocos días de eso, mandó al grupo de whatsapp que hicimos para los preparativos, los tickets de los vasitos, las cajas de pastel, manteles y algunas cosas que ella había comprado porque le gustaron. 
No, les juro que no estoy bromeando. Ella quería que le devolviéramos el dinero que había gastado en cosas que ella quería en su baby shower.
Así que nadamos para joderla, por que si, lo hice por eso, le dije a mi hermana: “Vamos al Waldos a comprar lo que podamos y nos alcance. Al rato nos pasa el ticket de las cremas y labiales caros que nos dio”. 
Por supuesto elegí cremitas bonitas de olores ricos, algunos esmaltes y otros detalles que nadamos por joderla metí en una bolsa de papel café, el cual decoré con listón azul y una coronita de foami que hizo mi hermana. ¡Pues oye!

¿Tú no estás poniendo nada?

Pero si creían que esto era lo peor, pues la historia aun no termina aquí. Un día nos habla mi hermana la menor nos dice que recibió una llamada de la futura mamá y lo que le dijo, yo no podía creerlo…  ¡En serio esa mujer no tiene límites!
Dice que le habló mientras ella estaba ocupada con algo de trabajo pero que aun así la  atendió. 
Le preguntó que ella en qué estaba ayudando en la organización de su baby shower. Mi hermana al principio no comprendía bien de lo que le estaba hablando, hasta que le dijo: “O sea, la de en medio está encargada de los detalles de decoración, además de otras cositas, Viridiana se está encargando de la comida, invitaciones y así, ¿qué estás haciendo tú?”
Un poco sacada de onda por esta pregunta y sin saber como reaccionar ante tal declaración y solo atinó a decirle que de momento ella no tenía dinero pero que nos iba a cooperar, cuando fuera a Reynosa ¿por qué?.
Ah, pues es que si ella no estaba dando dinero o haciendo nada, bien podría comprarle algunas cosas que ella iba a ocupar como un porta bebé o algo así. 
¡No, les juro que no estoy bromenado! Esta historia es totalmente cierta. 
Atónita ante esto ella le reiteró que no se preocupara, que ella iba a cooperar.
Cuando nos lo contó, en serio no podíamos creer el alcance de esta mujer y su abuso. Por que si, eso es ser abusiva. Que ella no se de cuenta, ya no es cosa nuestra, pero espero de verdad que se de cuenta que no puede ir así por la vida. 


Lugar y fecha.

Ay no es que lo recuerdo y me vuelve a dar coraje de tanta cosa que sin tantita vergüenza hacía y decía.
La elección del lugar y la fecha, estuvo totalmente a cargo de ella, pues decía que había unas personas que le prestaban un saloncito, pero que debíamos ir a limpiarlo antes. Ok, no era problema, lo hacíamos, solo que nunca nos dijo cuando ni la hora, además esto se nos complicaba porque nosotras trabajábamos y no podíamos salirnos a la hora que quisiéramos.
Total que como ella iba tener al bebé a finales de marzo, lo hicimos a principios de este mismo mes.
Elegimos un sábado porque era cuando menos trabajo teníamos mi hermana y yo y le comentamos que en la tarde para poder tener tiempo de ir a limpiar el lugar y decorar.
Dijo que estaba bien. Que nos lo prestarían solo tres horas entonces debíamos ser muy puntuales, lo cual también nos pareció correcto, así terminando limpiaríamos de nuevo. Mucho trabajo, pero lo haríamos.
Pues un día antes del evento nos dijo que sería a las 2:00 de la tarde, y esto porque solamente a esa hora podían prestarle el lugar. Pero no nos consideró nunca, ella se encargó de enviar las invitaciones y decirles la hora a sus invitadas.
Nosotros no podíamos a esa hora porque aun estábamos en el trabajo, además yo tenía que preparar la comida y no nos daba tiempo ademas de limpiar y decorar.
Claro que la señora se hizo la víctima diciendo que pues ella había conseguido ese lugar, y que solo a esa hora podían prestárselo.
Lo difícil fue para nosotros, organizarnos para ese día estar a tiempo y conseguirlo todo. 

El gran día. 

Después de tantos corajes, de hacer malabares con el horario para poder llegar a tiempo al saloncito, de pasar a comprar hielo y algunos detalles que faltaban, llegamos al bendito lugar a tiempo.
Al llegar nos encontramos con el desolador escenario de que estaba cerrado y la festejada, que era la quien traía la llave, no había llegado.
Le hablamos y no contestaba, hasta un rato después que dijo que estaba terminando de arreglar algo. No les miento, pero llegó casi a las 4:00 de la tarde. 
A esas alturas ya habían llegado algunas invitadas. Hacía mucho calor y yo tenía mucho miedo de que la comida se echara a perder. Teníamos mucha pena con las invitadas que habían llegado puntuales, y es que estábamos afuera en el sol.
La señora llegó en un vestido celeste largo, el cabello como que se lo plancharon pero ya estaba esponjado, y también se notó que se había ido a maquillar pero como que no le hicieron un buen trabajo. 
Nosotras estábamos demasiado molestas y en serio apenadas con las invitadas porque nosotras sabíamos que aun debíamos decorar, es más, limpiar el lugar.
Realmente esa mujer así vivo de impuntual toda la vida. En fin, encendimos el aire y ahí estamos acomodando todo lo más rápido posible, barriendo y limpiando, con la ayuda de las invitadas. Una vez que terminamos, esperamos a que llegara más gente.La verdad no llegó mucha gente, pero efectivamente los que fueron llevaron algún regalito.
Ella llevó muchos cupcakes además de un pastel y después se justificó con que no había dormido por estar preparando dichos postres, los cuales no eran necesario hacer tantos, ya que pues, al final no eran tantas las personas invitadas.
Una de las cosas que me di cuenta, es que una amiga de ella le regaló unas galletas, las cuales no sacó porque después las andaba vendiendo.
Mi hermana menor se encargó de ser la maestra de ceremonia, mientras nosotras de lo demás.
Por supuesto una de las cosas que hicimos antes de empezar los juegos fue servir la merienda ya que mucha gente ya tenía hambre, incluyéndome, así que empezamos.
Estábamos sirviendo mi mamá, mi hermana y yo, y me dio mucho coraje que la señora esta solo estuviera sentada en la mesa de la mamá del papá de su futuro hijo, con el que no estaba casada y al parecer tenían una relación extraña. De eso no hablaré porque no es algo de mi incumbencia.
Total que ahí estamos nosotras y mientras ella andaba con la señora esa, las invitadas se acercaban a nosotras y nos preguntaban si éramos familia, pues solo así se entendería el hecho de preparar un evento de ese tipo. Y nosotros, no, somos conocidas. 
Otra de las cosas que me molestó es que nos tratara como si fuéramos sus chachas, por que ella solo nos estaba dando órdenes, poniendo sonrisas a todos mientras nosotras en friega.

Al final quería que le diéramos plato a toda la gente del papá del niño, que fue y la verdad ya no había mucha, así que no podíamos estar haciendo eso porque al parecer  aún faltaban personas para merendar y ella solo lo hacía para quedar bien.
Me dijo que una de esas mujeres le preguntó que si yo era su mamá, o sea, claro que no, yo escuché la pregunta y se refería a mi mamá, porque como era parte de las organizadoras y la mamá de ella, de hecho ni su familia fue, pensaron que éramos familia, pero no. (Creo que lo dijo para hacerme enojar y más porque ella es mucho mayor que yo, pero como es chaparra se ve menor).
Realmente es una de las anécdotas que más coraje me da porque si siento que nos forzó a hacerlo, si ok, pudimos decirle no te vamos a organizar nada, pero ella nos hizo sentir como que era nuestra obligación y terminamos claudicando. Nosotras y nuestro buen corazón.
Al día siguiente nos agradeció por todo, mostrando la foto de todos los regalillos que había recibido por parte de las invitadas. 

Hasta aquí mi anécdota con una amistad abusiva y oportunista. En donde se piensan que ayudar significa que le van a resolver la vida. 
La verdad quité muchas cosas como el tema del corsage, y otros detalles de decoración porque esto ya se haría más largo. Y por desgracia no tengo capturas de las conversaciones para comprobar que lo que estoy diciendo es verdad.
Debo decir que mi relación con ella cambió mucho, y por supuesto que lo notó, porque dejé de ser flexible. Y es que no se puede ir por la vida abusando de la buena voluntad de las personas, porque tarde o temprano estas te van a dejar sola, rascándote con tus uñas, tal como le pasó. Y es triste, porque realmente había personas muy buenas a su alrededor, pero la gente se cansa de que la pisoteen. Así que si estás leyendo esto, entiende que el mundo no gira a tu alrededor y la gente no tiene porque regalarte nada. Es más, pregúntate: ¿Que hago yo por esas personas de manera desinteresada?
 

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miércoles, 3 de marzo de 2021

Aún no me lo puedo explicar


Hola, una vez más estoy aquí escribiendo otra de mis Viriaventuras. En esta  ocasión les tengo una experiencia que viví hace ya algunos años. 

Antes de empezar, quiero dejar muy claro que las experiencias que subo no salen de mi imaginación, es decir, si tengo mucha y puedo escribir una historia falsa, pero no es lo que quiero, me gusta platicarles algunas de las muchas cosas que me han pasado. Tengo pendiente aquella vez que me hice la limpia de energía, ayer también viví una experiencia increíble que no se si contar o no porque es demasiado personal, pero veré como lo manejo.

Así que para los que no me creen, bueno siéntase en la libertad de no hacerlo, cada uno tenemos nuestro libre albedrío que nos hace creer o no lo que queremos.  

Lo que voy a contar a continuación es algo que me estuvo pasando por algún tiempo, no inventaré nada, solo contaré lo que recuerdo y como lo vivo. 

No es secreto para las personas que me conocen que desde que soy chica me ha tocado sentir y ver cosas que no todos lo hacen, incluso llegué a pensar que a todos nos pasaba, por que para mi es de lo más normal e incluso conozco a amigos cercanos a mi que también les ha pasado alguna situación similar. En fin, espero que estén listos.



La mujer en la silla. 
Mi mamá tiene la mala costumbre de comprar, recoger o aceptar cosas usadas que son muy viejas, lo cual no es malo, sin embargo siempre he pensado que hay algunas cosas que se quedan con la energía de quienes fueron sus dueños en vida.

Un día fuimos a casa de una tía y mi tío que es albañil mencionó que en la casa donde estaba trabajando habían despechado algunos muebles viejos muy bonitos, pero que a él le regalaron una silla que a él le gustó mucho.

Era estilo antiguo, no sé si del tipo victoriana pero algo parecida. Muy bonita, de hecho, con reposabrazos, con un diseño en donde tenía vistas doradas y el respaldo y la silla estaban tapizadas con terciopelo en color verde ocre y lineas doradas. 

A mi mamá por supuesto le encantó, porque ama el color verde en cualquier tonalidad y le pidió que se la regalara. Claro que mi tío al principio no quería pero después de varios días le dijo que si, porque no sabía donde ponerla.

Mi mamá tampoco tenía donde ponerla, pero ella la quería. Es que es acumuladora, entonces la quería.

Un domingo, lo recuerdo porque era cuando hacíamos carnita asada en familia y los invitamos, así que  llegaron mi tía y mi tío trayendo con ellos esa silla.

Mi mamá la puso en la sala, casi frente a la televisión, al lado del sofá más grande, para que no estorbara. 

La tarde pasó sin pena ni gloria, cenamos rico, platicamos, cafecito y ya como a eso de las 10 de la noche se fueron. 

Una vez que ya no estaban empecé a recoger la cocina, mientras mis hermanas estaban en sus cosas y mi mamá se fue a encerrar a su cuarto.

Total que me quedé sola en la cocina, una vez que terminé fui a apagar la tele.

Antes de seguir les describiré un poco como es la composición del lugar; La cocina y la sala están conectadas de alguna manera, hay una especie de ventana grande que permite ver toda la sala y la puerta por donde entras.

El foco de la sala estaba apagado y la puerta principal cerrada, así que solo era cuestión de apagar la tele y el foco de la cocina para irme a mi cuarto.

Eso hice, solo que al ir a apagar la tele, la cual daba un poco de luz además de la que el foco de la cocina ofrecía.

Mientras caminaba hacia donde estaba la televisión, que era en frente del sillón grande y tenía que atravesar media sala para poder llegar a ella, pude ver por el rabillo del ojo derecho como en la silla que le habían dado a mi mamá, había una mujer sentada. Suena demasiado cliché, lo sé, pero se parecía un poco a la niña del aro, pero al mismo tiempo era más elegante. No sé como explicarlo.

Fueron tan solo unos segundos, ya que después de apagar la tele voltee hacia la izquierda y casi salí corriendo de la casa, por la puerta de atrás, sin apagar el foco de la cocina. 
En esos segundos que pude verla, sé como sonará esto, pero les juro que fue lo que vi: tenía un vestido blanco largo desgastado y sucio; las piernas cruzadas, el cabello oscuro y muy largo; Las manos estaban en sus rodillas, pero no se le veían los pies ni la casa, de hecho ahí se podía ver muy oscuro. Su piel era blanca como un papel, casi transparente. Fantasmal.

Cuando salí al patio de atrás, mi hermana la más chica, que en ese momento estaba tendiendo su uniforme de el día siguiente que acababa de lavar, me vio y me dijo: “¿qué tienes? ¿estás sin color?” Yo recuerdo voltear a verla, temblando aún de miedo y le dije: “Tenemos que sacar esa silla”.

Ella no sabía bien de lo que le estaba hablando y dijo: 

“¿qué?”- Entonces le dije otra vez: “La silla, tenemos que sacarla”.

Se me quedó viendo un rato y me dijo: “¿qué viste?” Entonces le expliqué, y ella al final estaba más asustada que yo y gritó, provocando que mi mamá y mi otra hermana salieran a ver que pasaba, entonces fue mi hermana la más chica: “¡Má, tenemos que sacar esa silla. Quémela, o algo, que no esté aquí!”.

Mi mamá le dijo: “no seas ridícula, a mi me gusta”. Entonces le dije lo que había pasado, pero no me creía. Y yo le explicaba que debería de sacarla y no volver a aceptar cosas así porque las cosas viejas siempre guardan mucha energía y no sabemos quienes la tenían.

Mi mamá terminó cediendo y sacó la silla, pero no la tiró, la dejó en el cuarto que está al lado de la casa. Se supone que es una casa abandonada y ahí dormía “Perrito” un perro que teníamos en ese tiempo. 

La puso volteada de manera que nadie pudiera sentarse. Creo que no fue suficiente, por que todas las noches Perrito le ladraba mucho.

A la fecha creo que esa silla sigue donde mismo, más desgastada y rota, pero mi mamá no la quiere tirar. 


En un sueño aterrador. 
Poco después, la verdad no recuerdo cuanto tiempo exactamente, me ocurrió algo no raro en mi porque suelo tener pesadillas, o sueños muy reales y algunos premonitorios.

Pero una noche soñé tan feo, que me desperté muy asustada a mitad de la noche y me costó volver a conciliar el sueño.

En mi sueño yo iba caminando en la noche rumbo a casa de mis papás, en donde vivía en ese tiempo. Cuando yo era niña, en la casa de casi en frente de las de mis papás, los vecinos vendían elotes, por lo que tenían un cuarto que siempre estaba abierto cuando el señor se estaba preparando para irlos a vender, pero que desde hace algún tiempo permanece cerrada debido a que una de sus hijas sufre de esquizofrenia y se les escapaba. 

En fin en mi sueño yo iba caminando por la calle oscura en donde no había mucha luz, entonces podía ver como en ese cuarto, que ahora está pintado de verde, tenía la puerta abierta; solo que esta vez en el interior no se veía a Don Andrés pelando elotes, sino a una mujer, de vestido blanco, un poco sucio y desgastado. El cabello oscuro muy largo y despeinado. Hicimos contacto visual, o amenos eso creo porque no se le veían bien los ojos, al menos no en ese momento. Apresuré el paso y saqué las llaves de la bolsa, cuando volteé ella estaba afuera del cuarto ya, a unos metros de mi. Me agaché rápido para alcanzar las llaves y mientras buscaba la llave de mi casa, escuchaba como me llamaba por mi nombre y me decía que fuera su amiga.

Yo no podía ser lo suficientemente rápida para llegar a la casa, ni encontrar la llave ni meterla para abrir la puerta, porque ella ya estaba mas cerca de mi, entonces cuando por fin la puerta se abrió entré y le cerré la puerta en la cara, pero por la ventana que tenía pude ver como pelaba sus ojos de una manera enorme, se veían como que se querían salir de las cuencas. Sus dientes estaban sucios al igual que sus manos y su piel era demasiado blanca. 

Aún lo recuerdo y vuelvo a sentir ese miedo horrible, esa frustración por no ser demasiado rápida y puedo escuchar como golpeaba la puerta gritando para que le abriera y que quería ser mi amiga.

Me desperté llorando por lo vívido que fue, pese a que solo fue un sueño. Después de eso me costó volver a dormir, porque tenía miedo de verla nuevamente en mis sueños. Pero no, no la volví a soñar.



Cosas extrañas.
Pasó el tiempo y me mudé a la casa en donde vivo actualmente en donde por supuesto pasaron cosas raras, pero no tan frecuentes como las que vivía en casa de mi mamá.

En el primer frío que hizo viviendo yo aquí, me pasó que sentí como jalaban mi cobija, después que tocaron mi cabeza, bueno más que tocar fue una tipo caricia, pero no le di mucha importancia. 

Pero un día, en la madrugada me giré para ponerme boca arriba, lo recuerdo por que estaba despierta, solo que tenía los ojos cerrados. Justo en el momento en que me volteé escuché como una voz muy delgada, de mujer me dijo con mucho entusiasmo: ”¡Hola!”.

Me paralicé y fingí seguir dormida, pero no pude hacerlo otra vez.

También llegué a escuchar como alguien estaba en la parte de arriba, caminando o incluso la tele prendida cuando esta estaba apagada, pero no había nadie, porque yo vivía sola y estaba abajo, ni un perrito tenía.

El tiempo siguió pasando sin alguna novedad, o cosa que fuera como muy notoria.

Cuando me detectaron piedras en la vesícula me programaron para una cirugía, por lo que me tuve que cuidar mucho, pero días antes de la fecha programada escuché claramente como si alguien estuviera en la parte de abajo de mi casa, es decir sala cocina. 

Se podía oír claramente que los trastes se movían como si alguien estuviera tratando de cocinar, pasos pesados como de alguien que arrastraba los pies. También como se abría la silla para sentarse.

No, no había nadie conmigo, yo estaba sola porque, vivía sola. Le hubiera hablado a mi hermana que vive al lado de mi casa, pero justo ese día no estaba en la ciudad pues había tenido que viajar debido a su trabajo, así que no sabía a quien decirle.

Lo único que hice fue rezar y tratar de dormir con la tele prendida, pero eso fue imposible. Cerca de las 4 de la mañana todo se detuvo. Pero no pude conciliar el sueño. 

Y bueno, tuve que someterme a una cirugía abierta para quitar la vesícula y pues mi recuperación la tuve que hacer en casa de mi mamá ya que como no fue laparoscopía  moverme me era un poco difícil.

Así que una noche ya en mi casa y tres meses después estaba emocionada porque ya podía dormir boca abajo sin que me doliera. 

En la madrugada mientras dormía escuche una voz de mujer que me decía: “Viridiana, ya levántate“ y yo pues tenía mucho sueño y no podía abrir los ojos así que ignoré esa voz. Además se veía como que mucha luz de día, es decir como si fuera pleno medio día y las ventanas no tuvieran cortinas, pero no era una luz cegadora o que lastimara los ojos.

Ignoré la voz y yo seguía durmiendo, entonces volvió a decir: “Andale Viridiana, sé que estas despierta, ya vámonos que se hace tarde”. Y yo en mi mente, ”¿Tarde para qué? si no tengo que ir a ninguna parte”. Y la voz me respondía: “Ya levántate, que hay que ir al doctor” y yo: “¿Al doctor, a qué?… Y me seguía respondiendo: “Es tarde, vamos, quedó algo pendiente”. Entonces yo más extrañada: ”¿Pendiente? pero hace más de tres meses que me operé”. Durante todo esto seguía sintiendo que había mucha luz en mi cuarto. Finalmente la voz dijo: ”Ya levántate” y me tocó el cuello. 

Si, pude sentir como unos dedos fríos y delgados me tocaban el cuello. Me paralicé, pero en ningún momento abrí los ojos o me moví. Dejé que pasara el tiempo y al poco rato abrí los ojos.

Estaba oscuro, al ver la hora me di cuenta que apenas pasaban las tres de la mañana. Prendí la tele y no pude volver a dormir. 

Realmente no sé si fue un sueño, pero pude sentir esa mano en mi cuello y la luz en mis ojos, además de escuchar la voz muy clara de una mujer que me estaba hablando.


Tú fuiste. 

Pero si pensaron que eso era aterrador, lo siguiente les dará escalofríos.  Y es que después, no sé cuanto tiempo pero me pasó algo que me asustó más que lo anterior, casi, casi como cuando vi a esa mujer en la silla.

Nuevamente otra noche me fui a dormir de manera normal, como cada noche. Apagué la televisión y eso. Creo que esa vez estaba cansada por el trabajo, recuerdo que había sido un día duro.

Total que en la madrugada sentí como cuando Laila, la perrita que mi hermana tiene, se hubiera parado en dos patas en mi cama justo al lado de mis pies. Yo estaba boca arriba y pude sentirlo. Eso no fue lo raro, sino sentí como caminó hacia mi cabecera y pensé: “Ay Laililita”, pero después recordé que Laila no dormía en mi casa. Que en realidad, estaba sola.

Entonces sentí como mi cama se movió, bueno, mas bien como la movieron y una voz de mujer, muy molesta me decía: “Ándale, levántate y vámonos”. Esto mientras mi cama era sacudida. Yo no me moví, en realidad no sabía que hacer. Y la voz insistía: “Sé que estás despierta, vámonos”. 

No me moví y empecé a rezar, pero no podía, es decir, no recordaba el Padre Nuestro o el Ave María, y me trababa. 

La voz se rió, pero una carcajada muy fuerte y me decía: “Sé que estas despierta porque puedo oír lo que estás pensando”. Continué tratando de rezar, pero no lograba hilar las palabras, entonces, ella dijo: “Ay si, Padre nuestro. Eso no te va a servir de nada”. 

Me puse muy nerviosa y sabía que mis ojos se estaban moviendo, pero no los abrí y seguí tratando de rezar, pero entonces ella empezó a seguir conmigo el rezo nuevamente y soltó una sonora carcajada y después dijo: ”Vamos, levántate, yo sé que tu fuiste”, entonces de pronto llegó a mi mente la imagen de dos niñas en un bus escolar, muertas y bañadas en sangre. Yo quería llorar, tenía muchísimo miedo y seguía tratando de rezar, pero la voz insistía: “Tú nos mataste, tu fuiste”. Realmente hasta este punto estaba muy, muy asustada por que además en todo este proceso mi cama se seguía moviendo, pero era como cuando te mueve la cama tu mamá para que te levantes o tus hermanos, así. De hecho hasta yo me movía, pero nunca abrí los ojos.

Estaba como en ese mismo estado en el que estuve durante la regresión que tuve hace poco, es decir no estaba dormida, pero tampoco estaba al 100 por ciento despierta. En estado Teta. Ahora lo sé.

Yo yo le explicaba a lo que fuera que me estaba hablando que no sabía lo que me decía,  porque realmente no entendía nada y al mismo tiempo trataba de seguir rezando.

Hasta que de pronto, todo paró. La cama se dejó de mover, ya no se sentía la presencia de nadie a mi lado y tampoco la se escuchó la voz.

No mentiré, me moría del miedo. Estaba temblando y tenía muchas ganas de llorar. 

Tardé un rato en moverme o abrir los ojos, porque no, después de eso no me fue posible dormir.

Después de un tiempo que yo consideré razonable los abrí, vi la hora y ya eran casi las 4 de la mañana. Después de eso prendí la tele y desde entonces duermo con la tele prendida, ya hace más de tres años.

Realmente no sé si haya sido la mujer que vi aquella noche en esa silla, que todavía está en casa de mi mamá, que me haya seguido o me haya querido decir algo, lo que si sé es que me persiguió por un tiempo y hoy en día ya no la vuelto a sentir, o ver.

Pero aun así, poco después llegó a mi vida mi perrita Chleo la que duerme conmigo en mi cuarto, porque me da miedo estar totalmente sola. Por supuesto puse agua bendita en toda la casa. En mis puertas hay varias imágenes deSan Benito, al igual que en la ventana de mi cuarto. Y una imagen de San Miguel Arcángel que me regalaron. Desde que vivía en casa de mi mamá duermo con un rosario y escapulario debajo de mi almohada, los cuales debo poner cada cierto tiempo porque, se pierden.

Pero si pensaron que las cosas raras han dejado de pasar, pues no. Pero no lo contaré todo en esta ocasión por que no es tan fuerte como lo anterior. Son cosas como a Chleo ladrando detrás de mi a algo que no estaba, o pasos en la escalera, alguien que me habla al oído, entre muchas otras cosas que aunque quiero aprender a vivir con ello, aun no he podido.

Espero que les haya gustado mi historia y de verdad espero no me sigan pasando cosas extrañas.